Quienes hollamos las calles de Toledo hemos recibido de nuestros antepasados una herencia que no podemos sino admirar, aunque a veces nos abrume su grandeza. El abnegado esfuerzo de muchos dio frutos en forma de novelas, lienzos, piedras labradas, tradiciones orales…

Nuestro deber es continuar tan noble labor y no servirnos de ella sin aportar nada nuevo. También hay otra razón insoslayable: el amor, quiérese decir, el amor por Toledo. Todo aquello con lo que podamos contribuir para ensalzar el “dulce nombre de Toledo" no es más que una necesidad desinteresada, porque Toledo es, como la madre naturaleza, nuestra madre. Amamos Toledo y no esperamos nada a cambio.

Quienes han de venir contribuirán con sus desvelos al mismo propósito, así pues, que nadie pueda decir de nosotros que no velamos.


10/4/23

        Editorial Ledoria se complace en anunciar la publicación del libro LA ARQUITECTURA NEOMUDÉJAR EN LA CIUDAD DE TOLEDODO, de Ana Isabel Barajas Ocaña, cuya presentación tendrá lugar el próximo 6 de junio en el  salón de actos de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha.

Este libro ha resultado ganador del primer Certamen Alfonso X el Sabio de Investigación sobre el Patrimonio Histórico y Artístico de la Ciudad  de Toledo, convocado por el Excmo. Ayuntamiento de Toledo y Editorial Ledoria.

Para más información sobre el libro, aquí.



   Esta obra es tanto una guía como un estudio documentado de un aspecto de la historia de la ciudad que abarca desde 1866 hasta la Guerra Civil, con influencias posteriores.
   Toledo a fines del siglo XIX estaba en plena actividad destructivo-constructiva. Fue necesario quitar añadidos antiestéticos o partes derrumbadas de antiguos edificios, ampliar barrios, construir equipamientos como mercado, matadero, cementerio, así como escuelas e infraestructuras viarias, ferroviarias y eléctricas. Para que la ciudad, que ya recibía viajeros ilustrados, fuera vista como un conjunto donde nada destacase por su estridencia, se eligió un estilo que sirviera de elemento unificador. Era moda buscar modelos en lo antiguo. Se descartaron el gótico, el renacimiento y el barroco, porque eran propios de grandes edificios emblemáticos. Se encontró en el mudéjar, ampliamente representado en la ciudad, por su construcción barata, duradera y “muy toledana”.
    Pero fue necesaria la iniciativa de grandes artistas para diseñar ese nuevo estilo, ese neomudéjar que tiene un capítulo aparte en Toledo, distinto de otras ciudades, precisamente por dos aspectos: uno la genialidad de Arturo Mélida o Narciso Clavería, y otro la realización de las obras por varias generaciones de artesanos de la albañilería, la madera, la forja, el yeso, el azulejo, etc, surgidos de la Escuela de Artes y Oficios.
   Fueron años de grandes penurias económicas, por lo que la mayor parte de las veces los arquitectos sufrieron grandes demoras en sus obras, incluso el cambio de sus proyectos. Comprendiendo esos esfuerzos y observando sus realizaciones aprenderemos a mirar Toledo de una forma más completa, e incluso más humana.